SANTA PACIENCIA
Coincidiendo con el lanzamiento de mi última novela "El Tesoro de los Nazareos" he tenido la oportunidad de comer con libreros de diversos puntos del país. Es algo que nos gusta hacer, tanto en Roca Editorial como en mi otra editora, MAEVA. Es una buena forma de empezar y me permite entablar contacto con aquellos que han de llevar el libro hasta el lector. Creo que la figura del "librero de cabecera" se afianza tras la irrupción en escena de otros tipos de librería, masivas, despersonalizadas y faltas de personal especializado.
Todos los libreros que he conocido son mitad pequeño empresario-mitad soñador, gente que disfruta recomendando el libro adecuado a la persona indicada y personas con las que merece la pena compartir mesa y mantel. Tienen más paciencia que el Santo Job, y en esta país, decirle a tu padre que quieres ser librero te debe asegurar una buena hostia por suicida. Pero ellos no se rinden, siguen en la brecha y algunos, con imaginación, haciendo cositas, charlas, presentaciones, clubes de lectura, logran incluso vivir de esto e ir subiendo poco a poco los índices de lectura.
Tienen anécdotas como para escribir un libro y la verdad, hacen auténticos esfuerzos para saber qué libro les pide la gente. No sólo tienen que soportar que haya lectores que solicitan "El pellejo el bombo" (La piel del Tambor), "Las columnas del Mundo" (Los pilares de la Tierra) o "Soldados de cerca de un tal Salamina" (Soldados de Salamina de Javier Cercas), sino que deben emplearse a fondo cuando hay gente que les pide (le pasó a mi amiga Ana de "Escarabajal") "ése libro de avispas". Después de repasar la sección de jardinería, guías de campo, zoología... alguien comprendió que la buena mujer se refería "La Colmena".
Por no hablar de aquella tipa que entró en un establecimiento y solicitó "libros de esos que no sirven para leer", con dos cojones.
Los quería verdes, porque su estantería era marrón.
Lógicamente quería libros, falsos, de atrezzo. Qué fauna.
Lo dicho amigos, lo de mis amigos los libreros es de premio Nobel, pero de la paciencia.
Queda aquí mi pequeño homenaje a Ana, Pilar, Diego, Diego hijo, Escarlatti, Alfonso, Pablo, Camarasa y tantos y tantos valientes....
Gracias hermanos, os quiero.
Pd.- la fotografía es de una de las mejores librerías de Europa de viajes, está en BCN y se llama Altair.
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Takeo