UNA SOCIEDAD DE CASTAS
Pues eso amigos, que vivimos en una sociedad donde hay algunos estamentos que están por encima del bien y del mal: empezando por los políticos aforados, siguiendo por la Casa Real, los jueces o los pilotos, nos encontramos con una serie de colectivos que han sabido montárselo tan bien que nunca pagan por sus fechorías.
Ahora son los pilotos, que actúan como si fueran los dueños reales de Iberia los que vuelven a la carga. Nos han bajado el sueldo a todos: a funcionarios, empleados de la privada y eso el que no se ha quedado en la calle. Pero estos chicos, no contentos con ganar una pasta, vuelven a perjudicar a la totalidad de una sociedad que lo está pasando muy mal. Ayer nos desayunamos con informaciones de los hosteleros que cuantificaban en un 20% las cancelaciones de reservas que, de momento, se habían producido porque esta panda de “pijeras” había anunciado una nueva huelga en plena Navidad. Esta irresponsabilidad continua demanda actuaciones contundentes, y cuando digo contundentes, me refiero a más duras que las sufrieron los controladores que fueron utilizados por el ínclito Pepiño como cabeza de turco por la mala gestión de AENA. Es inaceptable que en plena crisis, estos tíos provoquen pérdidas tan cuantiosas al sector, sin darse cuenta los muy ambiciosos de que van a matar a la gallina de los huevos de oro. Militalizaron a los controladores declarando el estado de emergencia, ¿no? Pues eso.
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