ESCENARIOS
El futuro de nuestra malparada Región de Murcia, una suerte
de moderna Vetusta que parece actual pero que permanece anclada en el más
rancio sistema caciquil del XIX, se va a decidir en los meses que vienen. Y lo
que ocurra en Murcia depende de lo que finalmente se decida en Madrid sobre la
constitución final de un gobierno de Pedro Sánchez. ¿Por qué? Pues por dos
motivos: uno, porque el murciano, está arraigado en la creencia de que lo de
fuera es “más mejor” y vota mirando a
Madrid. No vota a los candidatos regionales sino que, incluso en las
autonómicas, vota mirando a la capital de España aunque los líderes nacionales
ni se presentan aquí, ni esto les importe un bledo. Prueba de ello es el nivel
subterráneo de los líderes regionales que, en breve nos van a gobernar. La
segunda razón es que unas posibles elecciones alterarían el panorama regional
por esa misma obsesión provinciana de mirar a Madrid y porque, no nos
engañemos, la elevada inestabilidad del trifachito murciano no augura una
legislatura larga; es por eso que tras la investidura fallida de Sánchez se
abren ante nosotros dos posibles escenarios:
ESCENARIO 1
Se producen elecciones generales: da la sensación de que Sánchez maneja buenas
encuestas por lo que no es nada descartable que vayamos a comicios nacionales
en noviembre. ¿Resultado? No sabemos si PSOE llegará a mayoría absoluta, pero
sí hay algunas cosas que sabemos seguro: el PSOE y el PP suben. Segunda cosa
que sabemos: Podemos se hunde. Y tercera: Albert Rivera se va a llevar el hostiazo
del siglo, pasando de ser en apenas seis meses de líder carismático de la nueva
derecha al tipo que se hizo el más de los espectaculares hara-kiris de la
historia. Y analicemos, ¿qué ocurre cuándo un líder político cae? Que todo el
mundo se aparta. Nadie del partido, nadie, ni siquiera sus amigos, quieren ser
asociados al tipo que huele a muerto, al
fiambre, al que está kaput. ¿Cómo influirá eso en Murcia? Muy sencillo, los
Franco, Garaulets, Miguélez, etc, que han sido los fieles servidores de Rivera
abjurarán públicamente de él declarando que los obligó contra su voluntad
(manda cojones que diría Trillo) a pactar con el corrupto PP y el desquiciado
Vox. Como Vox es quien tiene la manija y
sus ocurrencias no van a tener fin, el equipo de I. Franco se plantará ante la
exigencia de la semana de VOX: sea que las funcionarias lleven mantilla, los
gays una estrella rosa o todas las televisiones emitan toros y “Jara y Sedal”.
Ahí, la cúpula de Cs se pondrá digna, y
como temerán a las nuevas elecciones más que a la vara verde, si el PSRM mete
una moción de censura, adiós a López Miras. Cs formará nuevo gobierno con el
PSRM y aguantan los carguicos al menos 4 años. Esto ocurrirá si Sánchez va a
generales.
ESCENARIO 2
Sánchez forma gobierno con Podemos e independentistas: esta
segunda posibilidad da más chance al trifachito que azuzando el temor a “los
rojos”, “los independentistas” y la obligatoria aplicación del 155 aunque
Cataluña esté como una balsa de aceite, podrán distraer al sector más crédulo
de la población alargando su “gestión” algo más. En cualquier caso, y pese a
darse este segundo escenario, hay que destacar que no es probable que el
trifachito dure cuatro años, una entente formada por un PP en horas bajas, con
los peores cuadros de su historia (salvo Celdrán, Ujaldón y Miralles), Cs el
partido fenicio, dispuestos al “todo por el cargo” con lo que ello implica y la
tercera pata de este desmán, el partido neandertal que puede hacer volar por
los aires cualquier acuerdo, la aplicación de una ley o unos presupuestos por
un tuit o por la última ocurrencia de sus “equilibrados” líderes. La periodista
Rosa Roda, describió a esta horripilancia de gobierno como “ un carro de nitroglicerina atravesando un
pedregal”. Y así es.
Si me preguntan mi opinión, amigos, yo veo más probable el
primer escenario que será la apertura de un nuevo horizonte: el nuevo
bipartidismo. Yo soy de los idiotas que creyeron que los partidos emergentes
eran algo bueno pero han resultado ser personalistas, sectarios y han
demostrado estar integrados por algunos “espabilaos” que vienen a servirse y no
a servir. Si hay elecciones e Iglesias y Rivera se van a su casa, lo celebraré
con par de copazos. He dicho.
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