CARTA DE UN MAESTRO
Hace muchos años, cuando era joven, inexperto e idiota, me vi en una situación muy difícil: estaba en mitad de la carrera y mis padres fallecieron con apenas un año de diferencia. Yo tenía 21 años y mi situación económica no era buena. Terminé como pude, con beca y trabajando en verano, gracias a un curro que me consiguió el padre de mi buen amigo Nono. Fui licenciado olímpico, terminé en el 92 y dejé la Universidad para irme al mundo del curro. Tenía que trabajar sí o sí, así que : ¿dónde pedían biólogos? En la visita médica. Y allí que me fui. Estuve tres meses en un laboratorio pequeño y luego me fichó uno muy potente donde estaba bien mirado, tenía fantásticos compañeros y ganaba un pastón, la verdad. Pero había algo que no me hacía feliz, yo quería irme a la docencia. Unos años después, cuando conseguí adaptarme a aquel trabajo, comencé a estudiar las oposiciones. No voy a relatar lo que me costó sacar el CAP (donde una tutora amargada no me dio ni una sola facilidad) pero me quité horas de sueño y de ocio para estudiar. Apenas salía los fines de semana y ocupaba el poco tiempo libre que tenía en prepararme. Mi jefe de entonces, mis compañeros y mi empresa no me impidieron presentarme a las oposiciones y saqué un puesto suficiente para ser interino. Me fui de la empresa Bristol Myers Squibb dejando atrás un montón de buenos amigos, a Manolo, mi maestro, y un montón de cosas que aprendí porque ellos me enseñaron todo lo que sé, cosas que me han ayudado de manera crucial en mi vida.
Me fui a la enseñanza, a ganar mucho menos y eso poca gente lo entendía. Yo lo había meditado mucho, como todo lo que hago, y estaba decidido. Fui interino durante dos años y a la siguiente saqué la plaza. Desde entonces he trabajado en esto, 24 años de mi vida. Llegué a este oficio dando un rodeo porque no tenía padres que me mantuvieran mientras opositaba, estudiándome las oposiciones mientras que trabajaba en otra cosa, sacrificándome mucho y creo que quizá por ello lo valoraba más. En 24 años nunca me arrepentí de mi decisión, de mi cambio de trabajo, de mi cambio de vida. He disfrutado mucho enseñando pese a vivir en una comunidad autónoma donde un partido neoliberal ha pasado 25 años deteriorando a la Enseñanza Pública para favorecer, sin rubor, a la privada-concertada. Me gusta mi trabajo, me gusta enseñar, tratar con gente joven y ayudar a los chicos y chicas a tener una buena formación, a ser personas. He sido muy feliz con este trabajo pese a las mil y una dificultades que nos han puesto nuestros políticos, LOGSE, LOMCE, recortes, ratios tercermundistas y mil putadas más que no me cabrían ni en un ensayo de 1000 páginas. Los docentes somos sufridos y cumplimos con nuestra obligación más allá de lo que debemos. Y lo digo alto y claro, no por mí, sino por mis compañeros a los que respeto y admiro.
En dos o tres ocasiones barajé la posibilidad de irme de excedencia para dedicarme a las novelas pero acabé dándome cuenta de que yo no era un escritor sino un profesor de Biología que en su tiempo libre escribía. Es más, hasta hace bien poco sostenía que no quería jubilarme a los 60, que la idea de dejar de trabajar me agobiaba por mi sempiterno terror a la muerte y su posible proximidad, así que quería seguir hasta que la máquina aguantara porque me encantaba este trabajo.
Ahora, me habéis hecho cambiar de opinión.
En septiembre fuimos muchos los que aseguramos que la apertura de la escuela violentando los criterios más básicos de Harvard y la OMS (más de 25 casos/día por 100.000 habitantes) era una locura que nos llevaría al colapso en mes y medio.
HA PASADO.
Salí en televisiones, radios, escribí artículos y tuiteé al respecto. No sirvió de nada.No me puedo creer lo que hemos vivido, visto y escuchado desde entonces. Lo más lindo que me llamaron era cobarde. Debo recordar que estoy al pie del cañón (como todos mis compañeros) desde el 1 de Septiembre. Así que de cobarde, nada.El odio al maestro que rezumó nuestra sociedad en esos días y que no venía sólo de los políticos sino de un amplio sector de la población me partió el alma. Los centros escolares son para muchos “aparcaniños” donde dejar a los críos 6 horas al día y los docentes, digámoslo claro, una puta mierda que si enferman o mueren da igual porque “tienen muchas vacaciones”.Hemos tenido que soportar que dijeran que hemos estado “de vacaciones desde marzo” cuando no hemos dejado de trabajar nunca.
Les relato una pequeña experiencia al respecto, justo el día en que comenzábamos el curso estuve en contacto con tres amigos: una empleada de banca, un amigo que trabaja para una editorial y un periodista. Los tres estaban, entonces, y hablo de los primeros días de septiembre, ya en teletrabajo. Pero los docentes, no.Una sociedad evolucionada, europea y moderna respetaría a la figura del profesor. Aquí no ocurre eso. En USA tienen dificultades para que los licenciados universitarios accedan a dedicarse a la enseñanza porque el trabajo se ha convertido, literalmente, en una mierda y aquí va a acabar pasando lo mismo. “Cobarde”, “gandul” o “tú cobras un sueldo todos los meses” son los sambenitos que nos han acompañado estos meses sólo por denunciar que abrir las aulas era una locura con estas cifras de transmisión del virus.
Seguimos con la escuela abierta, no se hacen PCRs a los compañeros de los críos enfermos y mucho menos a los docentes. El virus sigue campando a sus anchas. Miro a mi alrededor y veo jefes de estudios confinados, algún positivo, compañeras en cuarentena, alguna con su marido ingresado y alumnos confinados que se van y reaparecen con una simple declaración jurada de su padre. No sabemos si han sido positivos o no. Los políticos nos han puesto y nos ponen en riesgo mientras que nosotros seguimos luchando día a día, atendiendo a nuestros alumnos de la mejor manera posible, haciendo encaje de bolillos pese a las difíciles circunstancias porque los críos y sus familias no tienen culpa de esto. Y nos debemos a ellos. Los padres de mi instituto nos han transmitido de manera clara que nos apoyan y que valoran nuestro esfuerzo y se lo agradezco mucho, de corazón.
Pero he sentido el desdén, el desprecio y a qué no decirlo el odio de nuestros políticos y, lo peor, el que más me ha impactado y causado una triste sensación de haber errado en esta vocación, de una gran parte de la sociedad.Gracias por abrirme los ojos queridos, los que pensáis que el trabajo intelectual o la formación no son importantes, que somos prescindibles, porque he entendido perfectamente que aquel día en que cambié de trabajo me equivoqué, que no debía haber venido a la docencia y que vivo en una sociedad que no valora mi esfuerzo y mi trabajo y que el gilipollas soy yo, y solamente yo, porque debería haberme dedicado a otra cosa que me diera mejor imagen, más respeto y sobre todo, aquello que esta sociedad valora únicamente, más dinero.No creo que me equivocara tanto porque sigo pensando que la enseñanza y la sanidad son dos de los trabajos que más deben importar a la sociedad.
La docencia es el trabajo que me ha gustado, que me ha hecho disfrutar y entiendo que no me equivoqué al pensar que es muy importante, porque lo es, pero reconozco que me equivoqué al elegir este trabajo porque elegí una dedicación que es percibida muy mal por un sector muy amplio de la sociedad, somos un sector minusvalorado, tratado con desprecio y que siempre se coloca en la picota. Sabiendo que mi sociedad valora así la docencia debería haberme dedicado a otra cosa. Porque no soy masoca.
Me equivoqué, lo asumo y lo entiendo, y en cuanto pase esta pandemia ( no me iré antes por cojones, para demostrar que de cobarde, nada) como pueda, me voy de excedencia. Y otra cosa, en cuanto cumpla mi período mínimo exigido de cotización que me permita jubilarme (seguramente a los 60 porque empecé a cotizar muy jovencito, a los 23) me largo. No voy a dedicar ni un día más de los estrictamente necesarios a esta profesión que tanto he amado y que la sociedad española desprecia de manera tan manifiesta. Me equivoqué, de parte a parte y lo reconozco.
Comentarios
Se puede decir más alto, pero no más claro.
Me ha sorprendido mucho lo que has dicho de un profesor que escribe en su tiempo libre, con todo lo que has logrado.
Me encanta tu humildad y tu entusiasmo.
Espero que pronto mejoren las cosas.
Un abrazo!
Un abrazo
Que vendan la seguridad de las aulas a otros, yo estuve en contacto con un alumno positivo y siguiendo el protocolo tuve que seguir pasando por cinco aulas y hasta transcurridos diez días desde el último contacto no me hicieron la pcr, después tuve que seguir yendo a clase antes del resultado;mi gran miedo era contagiar a alumnos y compañeros y la administración le quitaba importancia, afortunadamente fue un negativo.
Ánimo, piensa en esos alumnos que tuvieron la suerte de tenerte como profe y en la huella mutua que os dejasteis.
trabajo.
Yo soy ingeniera en Informática,y, después de trabajar en desarrollo, descubrí que me encantaba la enseñanza... así que, me equivoqué como tú.
Y... también lo dejaré en cuanto cumpla lo justo y necesario...
Pero... quizá, sólo quizá... todavía haya esperanza... y todavía podamos convencer a la sociedad de que no somos unos cobardes, vagos, etc... Eso sí sobrevivimos, claro, pero quiero pensar que todavía podemos conseguirlo.
¡Ánimo compañero!, tu trabajo, nuestro trabajo, es muy valioso y necesario, aunque muchos no lo sepan ver.
Lo cierto es que durante el curso 2019/2020 cursé el Máster Universitario en Formación de Profesorado de Educación Secundaria (Lengua Castellana y Literatura) y tuve que realizar mis prácticas de manera online. No solo no pude hacer videollamada con los alumnos sino que tuve que desarrollar mis clases via Telegram. ¿Os parece imposible? Pues puedo decir orgullosa que lo logré: logré realizar mis prácticas y, lo más importante de todo, logré que los chavales aprendiesen y se interesasen por la materia.
Con esto no quiero decir que sepa exactamente por lo que estáis pasando, pero me puedo hacer una idea. Por ello, si os sirve de algo, quiero que sepáis que sois grandes profesionales y que sois el pilar fundamental para crear una sociedad con pensamiento crítico que consiga enfrentarse al mundo exterior.
Pensad en aquellxs alumnxs a lxs que habéis ayudado y olvidaos de las críticas que recibís por parte de personas que prefieren que los bares permanezcan abiertos a que lo hagan las escuelas o gimnasios.
¡Mucho ánimo!
Pero es verdad que estáis vendidos, igual que lo están los niños.
Mi nieta está en el Instituto de la Cala del Moral (Málaga)y en su clase han habido dos alumnas y el tutor con Covid.
Cuando se le detectó a la primera chica, le hicieron la prueba a las dos amiguitas que se juntaban con ella y ya está.
Con la segunda ni eso y ahora mi hijo no quiere que mis nietos vengan a casa por temor a que me contagien si es que lo han pillado.
De esto hace ya un par de semanas y no han dado signos, pero el virus está ahí y quien sabe si no lo tendrán otros más de manera asintomática, mientras tanto la Junta de Andalucía amenaza a los padres con aplicarles la ley contra el absentismo escolar si los dejan en casa
No todos los contagios vienen de los botellones, en los colegios están muy expuestos y los de arriba lo saben, cerraron los colegios en marzo y la pandemia empezó a bajar y ahora arriba otra vez.
¿Sabéis que? Que si yo en vez de la abuela fuera la madre o el padre de mis nietos, hubiera denunciado en el juzgado a la Junta, así, directamente, porque se han negado a hacerle las pruebas a los alumnos y no han puesto en cuarentena a la clase.
Mucho ánimo y sigue adelante que necesitamos muchos maestros como tu.