EL NUEVO ZELIG
No es sólo la historia que cuenta, es el formato, un viejo (y falso) documental en blanco y negro con rótulos negros, recordando los tiempos del cine mudo, que hace que dicha película no sea sino la expresión más viva del genio, de la ironía y una profunda reflexión relacionada con el tema que nos ocupa.
Leonard Zelig es un tipo digno de estudio y en el documental nos cuentan su historia. Estudiado por la doctora Eudora Flecthcer (Mia Farrow), este tipo menudo tiene la extraña capacidad de empatizar hasta tal límite con sus semejantes que se convierte en judío cuando está con un rabino o se vuelve negro al hallarse junto a los músicos de color de una banda de jazz. Una extraña enfermedad que le convierte en un tipo raro, un fenómeno de circo.
Basada en su inseguridad, esta patología le lleva a buscar desesperadamente ser aceptado y por eso es un camaleón humano que puede convertirse en indio, nazi o cantante de ópera dependiendo de con quién se encuentre. Un hombre profundamente deprimido por su problema que no sabe quién es.
Una vez conocí a un tipo así, digamos que un viejo amigo, cuyas habilidades sociales consistían, básicamente, en decir al de enfrente lo que éste quería oír. No hace falta que os diga que acabó como el Rosario de la Aurora.
Así es nuestro ZP, el nuevo Zelig. Un tipo que cuando está con un ruso parecerá del mismo Moscú, que si coincide con un americano, manda tropas a un país extranjero- pese a que dice que es pacifista- que cuando puede se pone el pañuelo palestino, un gesto fácil de entender, y que ahora, como sabe que la cagó, pues va a Israel y se coloca la kipá y pone cara de hecho polvo en el Museo del Holocausto.
Cada vez va a peor y pierde más apoyos, ¿por qué? Pues porque las mentiras tienen las patas muy cortas y se te acaba la gente a la que meter goles. Ya engañó a Artur Mas, a los de Esquerra, a Rajoy y hasta al de la moto, es Zelig encarnado en presidente de gobierno, un tipo que se convierte en el que tiene al lado, aunque con ello moleste a un tercero. No piensa en eso, vive el momento, quizá sólo busca amigos, el pobre.
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